martes, 16 de septiembre de 2008

Conciliación Vida y Trabajo

El 81% de los chilenos considera importante las medidas de flexibilidad laboral al buscar trabajo.
¿Cuál dirías tú que es la medida más necesaria?

lunes, 11 de agosto de 2008

La otra Michelle

La prensa norteamericana tiene dificultades para analizar la presencia de Michelle Obama en esta campaña presidencial, para la que no hay un referente histórico. No solamente el tener por primera vez un candidato de raza negra tiene a muchos opinólogos y periodistas buscando nuevas categorías sociales y culturales, sino que la que se perfila como posible primera dama es también una fuente de conjeturas.

Medios de comunicación tan dispares como el diario New York Times o la revista People no saben cómo encarar a Michelle. En un artículo se preguntan acerca de su influencia sobre su marido Barak Obama -dado que ellos trabajaron juntos en sus inicios politicos en Chicago y reconocen ser un equipo-; en otro artículo analizan el estilo personal de ella, tanto en sus atuendos como en su manera de hablar con la prensa.

En particular, cuando Barak Obama fue declarado el ganador de la primaria del partido Demócrata, muchos comentaron sobre el color del vestido de Michelle. Era un vestido recto, de escote en V, sin mangas y color morado. Compararon el corte con los vestidos que usaba Jacqueline Kennedy y encontraron el tono muy acertado ya que el morado se logra mezclando azul y rojo, los colores representativos de los partidos Republicano (rojo) y Demócrata (azul). Algunos comentaristas fueron más allá y vieron una afirmación subliminal del mensaje del senador demócrata, que busca volver a unir o por lo menos encontrar una mayor voluntad de negociar entre los dos partidos y el país en general, para lo cual habría usado a su mujer como un vehículo metafórico.

Todo esto representa, en un ejemplo especifico, la ambivalencia del público hacia las mujeres en la arena política. Así sean candidatas o posibles primeras damas (las dos opciones políticas más comunes), el público busca encasillarlas en patrones culturales reconocibles. Pero estos patrones han cambiado, aunque no siempre afinando una percepción más matizada de ellas. A veces ellas son vistas o utilizadas como una tela virgen sobre la cual se inscriben los anhelos de otros, y a veces son escrutadas como una presencia foránea, dificil de descifrar.

Michelle Obama recorre el país dando su opinión y reafirmando el proyecto político de su marido, y si bien estas apariciones públicas son analizadas por los medios de prensa, siguen las especulaciones sobre su imagen pública: ¿elige ella misma su vestuario o tiene una estilista? ¿La están asesorando para que se haga un “make over” o tiene un estilo que se puede explotar en la campaña sin mayor intervención?

Si bien Michelle Obama no es la candidata a la presidencia de Estados Unidos, puede llegar a convertirse en la primera dama y el público norteamericano siempre tiene una gran curiosidad e interés en ellas. Pero esta curiosidad vacila entre lo frívolo y lo más intelectual, reflejando esa ambivalencia que existe hacia las mujeres en la arena politica y los dobles estándares a los que son sometidas.

Nuestra propia Michelle Bachelet sabe en carne propia lo difícil que le resulta a una mujer navegar las aguas torrentosas de la opinión pública y política. Michelle Obama está aprendiendo de navegación a marcha forzada.


Por Alejandra Letelier Kramer
Doctora en Antropología
Profesora de la Universidad de California Santa Cruz (EEUU)
Directora del Programa Liderazgo Político Femenino

miércoles, 6 de agosto de 2008

Mujeres en Política

Para las Municipales 2008 sólo un tercio de las candidaturas a alcaldes y concejales corresponden a mujeres…¿Cree Ud. que ellas son discriminadas en política? ¿Por qué?

jueves, 11 de octubre de 2007

¿Es posible lograr un Acuerdo Social?

Está de moda hablar de acuerdos y de pactos sociales. Margarita María Errázuriz escribió sobre este tema en su columna de La Segunda de la semana.

Su opinión es que "la cohesión social sólo se logrará cuando se den condiciones mínimas de bienestar en la población y todos se sientan partícipes de los logros del mayor desarrollo económico y social. Muchos se quedan contentos con enunciar las medidas que lograrán este objetivo, vale decir, al menos superar la pobreza. No hay duda de que es un paso importante, pero no basta".
(ver columna completa en nuestra página web http://www.comunidadmujer.cl/)

¿Y tú qué opinas?
¿Tenemos en Chile estas condiciones mínimas de bienestar?
¿Estamos en el camino correcto para superar la pobreza?

viernes, 28 de septiembre de 2007

¿Por qué tan pocas mujeres en directorios?

Seminario Internacional
Martes 2 de octubre, 8.30, Municipalidad de Vitacura.



Daremos a conocer nuevas cifras de la realidad chilena y la respuesta de los empresarios noruegos a una ley de cuotas que cambió radicalmente la conformación de sus directorios.

¿Por qué en Chile hay tan pocas mujeres en altos cargos?

¿Es posible instaurar una ley de cuotas en nuestro país?

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Mujer y Política: ¿Falta de ambición o de oportunidades?


¿Hay pocas mujeres en política? ¿Debiera haber más? ¿Por qué no están?

Destacadas mujeres y consejeras de ComunidadMujer conversarán sobre la difícil relación entre mujer y política: barreras culturales, financiamiento de campañas, articulación de redes y falta de apoyo institucional, son algunos de los tantos temas que se abordarán en este encuentro.

Ven a conocer y a escuchar a Cristina Bitar, Ximena Rincón y Marcela Ríos

Ellas conocen de cerca la política. Ven a escuchar sus testimonios y experiencia.
¿Son los costos personales y familiares iguales para hombres y mujeres?
¿Los partidos políticos son los responsables de generar más oportunidades?


Las estadounidenses Sarah E. Brewer y Stephenie Foster, quienes han participado en campañas, programas de mentoría y formación de mujeres líderes en uno de los países más políticos del mundo, complementarán su mirada.

lunes, 3 de septiembre de 2007

YO TAMBIEN QUIERO SER PRESIDENTA




Por primera vez asistí, en mi calidad de socia, al almuerzo aniversario de Comunidad Mujer. Además de felicitar a las organizadoras por un evento de primer nivel, y a las encargadas de comunicaciones – queridas colegas – por la altísima convocatoria tanto de personalidades como de prensa, quiero aprovechar esta vitrina para compartir con ustedes una reflexión que me quedó dando vueltas hasta hoy.
Michelle Bachelet – que me pareció una mujer brillante, simpática y con mucha onda – hizo referencia en su discurso al fenómeno que le había tocado ya varias veces presenciar, donde niñas de no más de diez años le decían que querían ser Presidentas de Chile. En el momento me pareció una anécdota tierna, como para repetir en un té con amigas. Pero después de pensarlo un poco más, me di cuenta de la potencia que tiene esa simple declaración de intenciones.
A mí, que tengo 32 años, jamás se me ocurrió que existía la posibilidad de ser Presidente (de nada básicamente, pero menos del país). A mi mamá, cuya edad por razones evidentes obviaré de esta crónica, aseguro que fue algo que nunca imaginó siquiera remotamente probable, aún cuando tuvo a su vez una madre bastante avanzada para la época.
Para qué hablar de mi abuela, la paterna, que, aunque se casó pasados los 30 y ha mantenido cierta cuota de rebeldía hasta el día de hoy, no la veo siquiera soñando con asumir un cargo así de relevante y único.
Entiendo entonces el impacto que las palabras de esas niñas tienen en Bachelet. ¿Cómo no? Es prueba evidente de cuánto han cambiado los tiempos, aunque suene a obviedad. Es símbolo de cómo las mujeres, al menos las menores de 12, entienden y aprecian ese espacio – el de La Moneda, si es que se van armando la imagen en sus cabezas – como propio, como obvio, como evidentemente disponible. A mí, en lo personal, no deja de impresionarme.
En privado siempre he creído que hay que ser bastante especial, por decirlo de alguna manera, para desear ser Presidente. De cualquier nación, especialmente de la propia. Aún así, me conmueve y emociona que las niñas de Chile lo tengan dentro de sus posibilidades. Y lo declaren, ni más ni menos que a la Presidenta misma. “No, no quiero ser doctora, profesora o bailarina. Quiero ser la persona más importante del país, eso quiero”.

Notable, realmente notable.


POR FRANCISCA FUENSALIDA SERRANO